sábado, 5 de fevereiro de 2011

Campesino


Fue en el año de 1975.
En un viaje de tren de Santiago a Pichilemu que yo vi subir este hombre, alto, moreno, un poco encurvado, con las típicas ojotas de mi pueblo y un pedazo de sombrero. Cargaba un saco en el hombro y el peso de unos treinta y cinco años. Se balanceo con el tren sin mayor esfuerzo... todo en él dolía o era indiferente. Se sentó, trajinó el saco que llevaba buscando unas hojas de tabaco, inclinó su cabeza, ahuecó las hojas en su mano y fue moliéndolas una tras otra... luego preparó su cigarro... Se retrató su perfil... y fijó su mirada en el vacío.
     Yo tallé tu rostro... chileno hermano.
Te esculpí en piedra.
Porque nunca vi unos ojos tan tristes...
Sabía en ese momento que jamás volvería a verte...
Y al mismo tiempo te vería siempre ... en tantos rostros.

Existe un rostro de perfil desierto.
Con dos ojos tristes sin mirar mañana...
De su boca cuelga como cosa muerta
Una muda protesta que se calla.

                                 Sylvia Elizabeth

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