MI TERRUÑO (Sylvia Elizabeth)
El sentir profundo de un chileno
En andanzas fue volcando su ternura
Sin echar raíz sintío sereno,
acortarse su vida en la llanura.
Se abrazó a la tierra su amante
compañera
compañera
ésta cual blanda cuna se ofrecía.
En suave brisa de mar a cordillera
bajo el cielo un chileno se moría.
Su voz cual notas que coge el viento…
dejando en eco lo que él decía…
Perdona si te quemo con mi aliento…
fuego ardiente de mi amor y mi agonía…
¡Pude haberte entregado tanto.
Oh Patria mía!
Oh Patria mía!
y en mi triste ignorancia no sabía.
Pude aprender lo que enseñas desde niño,
hasta cubrirte de rosas los caminos.
¡Pude abrir tus surcos con mis manos!
ver la simiente brotar y cobrar vida.
Mas todas estas cosas las ve el hombre
cuando siente más cerca su partida.
Hoy mi plegaria…
es como una lámina de cobre…
que se extiende hacia a mi búsqueda
perdida.
perdida.
Búsqueda que un día abrió mis alas,
en un pueblito del Totoral
adonde las hiedras vestían galas
por las orillas de un manantial.
por las orillas de un manantial.
Cantos, arrullos, trinos y besos,
surcaban el cielo o bajo un sauzal…
y las espigas en embeleso…
se acariciaban en el trigal
Allá por peumos, boldos y aromos…
con sus quebradas de aquel lugar.
Yo fui creciendo por esos cerros
y plenamente aprendí a amar…
y plenamente aprendí a amar…
Estas cosas que no puede hacer el hombre
a mis ojos cual el mar se me ofrecían…
fueron llamas que en mi alma se fundieron…
y en mi anhelo le di riendas a mis días.
Desde entonces que mis ojos han viajado
recorriendo paso a paso mi terruño.
Y tu largo paisaje me dejó
lo más grande…
lo más bello… lo más puro…
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