Voy a escribirte;
porque el tiempo pasa...
pasa el árbol el
mar la poesía…
van quedando los
muros engrillados;
llega la noche y se
apaga el día.
Te escribo con la
boca seca.
Los ojos y los
brazos extendidos;
mis manos palpando
los rincones,
buscando si vivir
tiene sentido.
Palpo la piedra la
humedad del musgo.
El silencio…los
huesos, los metales…
y tu rostro de
humanidades infinitas
que descubro entre
facetas tisulares.
SYLVIA ELIZABETH
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